Edin Dzeko, tanta desidia, tanto talento. El delantero del Manchester City está encontrándose poco a poco con su mejor nivel, con el que durante un año nos volvió locos en el Wolfsburgo y con el que en el esperaban como locos en el Etihab Stadium celeste. Y es que pagar casi 40 millones de euros hace unos meses, no podía ser sólo efecto de una inflavaloración de mercado. Ahora, demuestra el porqué.
Ha tomado confianza, ha ganado peso específico en el equipo y además, ha roto a aquellos que ya estaban dudando de su verdadero potencial. El primero, Mancini, que lo pidió en su momento y que ahora no parecía estar a la altura. Potencia por su enorme corpulencia, una zancada terrible para aprovechar las contras y mucho gol, algo que puede permitirle numerosos remates por calidad, por altura y hasta por ambición de poder seguir creciendo. Tiene mucho fútbol tras de sí con llegadores, con pasadores y extremos, que le hizo crecer moralmente.
Empezó muy bien, logró marcar en la Community Shield desde muy lejos, volvió a abrir el marcador en el primer duelo del curso ante el Swansea rematando en el segundo poste y, para culminar su buen inicio de campaña, repitió esta última jornada para volver a marcar esa diferencia ‘extra’. Un inicio llamativo, atractivo y que empieza a reseñar sus grandes dotes de crack.
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