Cesc se confirma y marca su primer gol con el Barça, que sumados a los de Pedro, Keita y los dos de Messi configuran el 5-0 final que propiciaba que el Trofeo Joan Gamper volviera a quedarse en casa en un gran día de fiesta culé.
El Trofeo Joan Gamper no deja de ser un amistoso para el FC Barcelona, que no par el equipo visitante que tiene la posibilidad de acostarse ganando a uno de los mejores equipos de mundo.
No obstante, por muy Barça que seas siempre gusta ganar en tu casa y en tu torneo, el que sirve de presentación de todas las nuevas estrellas que han llegado a la constelación culé durante el verano.
Y una de esas estrellas brilló como nunca en la goleada que el FC Barcelona infirió al Nápoles de Lavezzi, Cesc Fàbregas. Su participación no fue muy abundante en el partido de la Supercopa por eso el de Arenys se veía casi en la obligación de demostrar que su fichaje, arduo y complicado ya está justificado y lo que queda por justificar.
La alineación inicial del FC Barcelona se movía entre titulares, suplentes y miembros del filial, quedando un apaño muy logrado con jugadores que ya habían venido siendo habituales durante la pretemporada como Fontàs o Thiago Alcántara.
Tomaron parte también de salida, el jugador del Barça B Montoya así como el recién llegado del Hércules Kiko Femenía. En el centro del campo sin embargo, la posición más ansiada, ocupada por el jugador más deseado del momento, Fàbregas.
El partido comenzaba con ritmo vibrante y era el Nápòles el que en una llegada peligrosa al inicio del partido ponía el susto en el cuerpo a Pinto y todos los culés, cuando Maggio disparaba a Bocajarro contra la portería del gaditano.
Poco más que eso, pudo dedicar el equipo italiano al espectáculo del partido cuando Cesc Fàbregas decidió ponerse en marcha. Dos veces tuvo que intentarlo el ya ex del Arsenal solo ante el portero del Nápoles, para que a la tercera pudiera convertir a pase de Iniesta. Primer gol del hijo pródigo con el Barça y que ponía el 1-0 en el luminoso a favor del Barcelona.
Fue el manchego también el que se propuso servirla a Keita para que el segundo subiese al marcador, recibiendo por encima de la línea defensiva.
El tercero fue cosa de Pedro Rodríguez que muy a pesar de parecer estar convirtiéndose en suplente de lujo con la llegada de Alexis, estrellaba dos balones en los palos nada más salir, para transformar su tercer remate en el mismo gol para el Barça. Resultado que se convertía en una fiesta en el Trofeo Culé.
La estrella más brillante de la noche, Cesc Fàbregas salía del campo para dejar paso al jugador infinito Leo Messi. El argentino lubricó un partido que no parecería amistoso para nada finalmente, marcando el cuarto y el quinto definitivo para el Barça.
Combinación de jugadores que perfectamente conseguían el resultado óptimo, y que dejan constancia tras ganar la Supercopa, que el equipo volverá a plantar cara como uno de los mejores de la Liga BBVA en la temporada que comienza.
El Trofeo Joan Gamper no deja de ser un amistoso para el FC Barcelona, que no par el equipo visitante que tiene la posibilidad de acostarse ganando a uno de los mejores equipos de mundo.
No obstante, por muy Barça que seas siempre gusta ganar en tu casa y en tu torneo, el que sirve de presentación de todas las nuevas estrellas que han llegado a la constelación culé durante el verano.
Y una de esas estrellas brilló como nunca en la goleada que el FC Barcelona infirió al Nápoles de Lavezzi, Cesc Fàbregas. Su participación no fue muy abundante en el partido de la Supercopa por eso el de Arenys se veía casi en la obligación de demostrar que su fichaje, arduo y complicado ya está justificado y lo que queda por justificar.
La alineación inicial del FC Barcelona se movía entre titulares, suplentes y miembros del filial, quedando un apaño muy logrado con jugadores que ya habían venido siendo habituales durante la pretemporada como Fontàs o Thiago Alcántara.
Tomaron parte también de salida, el jugador del Barça B Montoya así como el recién llegado del Hércules Kiko Femenía. En el centro del campo sin embargo, la posición más ansiada, ocupada por el jugador más deseado del momento, Fàbregas.
El partido comenzaba con ritmo vibrante y era el Nápòles el que en una llegada peligrosa al inicio del partido ponía el susto en el cuerpo a Pinto y todos los culés, cuando Maggio disparaba a Bocajarro contra la portería del gaditano.
Poco más que eso, pudo dedicar el equipo italiano al espectáculo del partido cuando Cesc Fàbregas decidió ponerse en marcha. Dos veces tuvo que intentarlo el ya ex del Arsenal solo ante el portero del Nápoles, para que a la tercera pudiera convertir a pase de Iniesta. Primer gol del hijo pródigo con el Barça y que ponía el 1-0 en el luminoso a favor del Barcelona.
Fue el manchego también el que se propuso servirla a Keita para que el segundo subiese al marcador, recibiendo por encima de la línea defensiva.
El tercero fue cosa de Pedro Rodríguez que muy a pesar de parecer estar convirtiéndose en suplente de lujo con la llegada de Alexis, estrellaba dos balones en los palos nada más salir, para transformar su tercer remate en el mismo gol para el Barça. Resultado que se convertía en una fiesta en el Trofeo Culé.
La estrella más brillante de la noche, Cesc Fàbregas salía del campo para dejar paso al jugador infinito Leo Messi. El argentino lubricó un partido que no parecería amistoso para nada finalmente, marcando el cuarto y el quinto definitivo para el Barça.
Combinación de jugadores que perfectamente conseguían el resultado óptimo, y que dejan constancia tras ganar la Supercopa, que el equipo volverá a plantar cara como uno de los mejores de la Liga BBVA en la temporada que comienza.