Seis meses de infierno, sin novedades respecto a su lesión, con rehabilitación constante, sudores por no ver reflejado tanto trabajo en el día a día y con la meta debilitándose por segundos. Esas sensaciones han sido la constante que ha tenido que saber entender Steven Gerrard durante los últimos seis meses, tiempo que estuvo parado por molestias en la ingle que lo obligaron a operarse. Esta semana regresó al Liverpool a lo grande marcando el gol al Manchester United y ahora admite que pensó incluso en el retiro.
"Cuando tomé constancia de la lesión, sabía que iba a ser un tema serio, algo a lo que yo no estaba acostumbrado. Tuve que tratar de ser positivo, pero tengo que admitir que yo estaba siempre alicaído y bajo de moral. Hubo momentos tan bajos, que tuve dudas de todo y la mente da muchas vueltas. Fue mi peor momento como futbolista”.
"Antes de la operación, había solventado los dolores con inyecciones para jugar. Yo sabía que no estaba bien pero luchaba para ponerme en forma y sólo pensaba en saltar al césped. Pero al final ese no era yo, ese no era mi estado y mi ingle no aguantó más”, destacó.
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