sábado, 3 de septiembre de 2011

España 3-2 Chile

Sergio Ramos, Raúl Albiol y Álvaro Arbeloa, en el inicio del encuentro ante Chile, nos dejaron la sensación que Cesc Fàbregas confirmaría al final del choque ante la gran selección chilena: “en los amistosos nos cuesta entrar, salimos pensando que somos los campeones del mundo y nos cuesta”, vino a decir el crack que, junto a Andrés Iniesta solucionaron la papeleta que tenía grabada a fuego la palabra vergüenza.



Porque subestimar al rival, como hacemos también desde el entorno mediático, es desconocer de qué va todo esto. Chile, aunque sin historia, es un equipazo y ante España, por campeona y ejemplo de buen juego, han querido, quieren y querrán, demostrar que no son peores que los nuestros.

En cambio, España, cuando no hay puntos en juego, flaquea. Y si no salimos concentrados y sabiendo que el escudo, la estrella, el grupo y el campeonato mundial, se defienden con el doble de esfuerzo, corremos el riesgo de caer en la pequeñez de antaño, de cuando éramos El Pupas y el gafe del fútbol mundial.

Que ganemos nuestro grupo clasificatorio resulta normal y, por tanto, es una obscenidad siquiera dudarlo, pero perder ante Argentina, Italia, Portugal y haber sido vapuleados por Chile medio partido, vuelve a encender las alarmas.



Recambios, fuertes reprimendas, motivación desde el banquillo y mentalizarse para reconocer que no hay rivales cada cuatro años sino que todos los desafíos son una batalla para defender lo conseguido, se nos antojan puntos decisivos en los que debe incidir Vicente del Bosque.

Ante Chile, repetimos, un gran equipo, metimos a Iniesta, Cesc y Torres que, entre los tres, valen 200 millones de euros, y adiós problema, lo dimos vuelta con juego y suerte arbitral a medias. Penalti no pitado a Negredo-, tangana vergonzosa de por medio, y todos contentos con la épica.

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